¿Cuál es el plan de Dios?

¿Por qué Dios lo creó a usted y a miles de millones de otras personas? ¿Qué está haciendo Dios? ¿Él tiene un plan?

Durante miles de años, este mundo ha padecido guerra, hambre, enfermedades y sufrimiento. La gente no puede entender por qué hay tantos problemas. Si Dios tiene poder ilimitado, ¿por qué no soluciona todos estos problemas? Algunos concluyen que Dios no tiene un plan, o que su plan ha fracasado. Otros piensan que no Dios no existe, porque ven mucho sufrimiento.

Dios existe, y tiene un plan asombroso para los seres humanos. ¿Cómo podemos conocer el plan de Dios? En realidad, Dios creó fiestas especiales para mostrarnos lo que él está haciendo ahora y lo que hará en el futuro. Pero la mayoría de los cristianos no saben acerca de las fiestas de Dios, ¡por lo que no entienden el propósito de Dios ni su plan!

La mayoría de los maestros de la Biblia dicen que no debemos guardar las fiestas de Dios. Ellos piensan que las fiestas de Dios no tienen valor para los cristianos. Pero en Colosenses 2, el apóstol Pablo enseñó que no debemos someternos a “preceptos” (versículo 20) ni seguir “los preceptos basados en reglas y enseñanzas humanas” (versículo 22, NVI) que nos impiden celebrar apropiadamente las fiestas de Dios. Pablo escribió: “Que nadie los juzgue a ustedes … con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir” (versículos 16, 17, NVI). Pablo dijo que las fiestas son una sombra del futuro. ¡Las fiestas de Dios nos enseñan su plan!

Dios describe todas sus fiestas en Levítico capítulo 23. Comienza este capítulo: “El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: ‘Estas son las fiestas que yo he establecido, y a las que ustedes han de convocar como fiestas solemnes en mi honor. Yo, el Señor, las establecí’” (Levítico 23:1, 2, NVI). Las fiestas de Dios son “fiestas solemnes”: reuniones santas. Durante cada fiesta, el pueblo se reúne para aprender sobre el plan de Dios.

Algunos creen que Dios le dio las fiestas solo a Israel. Pero Jesús enseñó que todos deben guardar las leyes de Dios (Mateo 5:17-19). Pablo, Juan y los demás apóstoles también enseñaron que todos deben guardar las leyes de Dios, incluyendo las leyes de las fiestas de Dios (1 Corintios 5:8; 1 Juan 5:3). Jesús guardó las fiestas (Juan 2:23; 7:10, 14, 37). Los primeros cristianos también observaban las fiestas (Hechos 2:1; 18:21; 20:6, 16). Y en el futuro, todos celebrarán las festividades de Dios: “Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos” (Zacarías 14:16, énfasis añadido). Dios estableció sus fiestas para todos.

La primera fiesta que Dios le dio a la humanidad es el sábado: “Trabajarán ustedes durante seis días, pero el séptimo día es de reposo, es un día de fiesta solemne en mi honor, en el que no harán ningún trabajo. Dondequiera que ustedes vivan, será sábado consagrado al Señor” (Levítico 23:3, NVI). Cada semana, Dios da seis días a para que los seres humanos hagan su propio trabajo. El séptimo día es un día para que la gente aprenda el camino de Dios.

El sábado nos muestra el bosquejo principal del plan de Dios. Dios les ha dado a los seres humanos varios miles de años para probar su propios caminos. Después de eso, Jesucristo vendrá a la Tierra por 1.000 años y enseñará a la gente el camino de Dios. El sábado, al final de cada semana, representa los 1.000 años cuando Cristo gobernará la Tierra.

El sábado es la única fiesta que sucede cada semana. Las otras siete fiestas ocurren una vez al año. Estas fiestas anuales muestran la manera en que Dios está cumpliendo su plan.

¿Cuál es la meta de Dios?

Dios se está preparando para darle vida eterna a la humanidad en un mundo nuevo. La Biblia dice que, en el mundo futuro, “ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir” (Apocalipsis 21:4, NVI). La única manera de tener un mundo sin problemas es que todos sean perfectos. Si alguien hiciera algo que causara sufrimiento, el mundo dejaría de ser perfecto.

Dios no permitirá que las personas que causan sufrimiento, los que quebrantan la ley de Dios y el pecado, estén en su mundo futuro. La paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). Sin embargo, todos han pecado (Romanos 3:23), ¡así que todos deben morir para siempre!

La primera fiesta anual es la Pascua (Levítico 23:5). La Pascua nos enseña cómo Dios vence el problema de la muerte. Dios no quiere que la gente muera para siempre. Él quiere que cambie: “‘Pues Yo no me complazco en la muerte de nadie’, declara el Señor Dios. ‘Arrepiéntanse y vivan’” (Ezequiel 18:32, NBLA). Las personas que han cambiado y hacen lo correcto deben seguir pagando la pena por el mal que han hecho en el pasado. Si tuviéramos que pagar el castigo por el pecado por nosotros mismos, moriríamos para siempre. Pero Dios envió a su Hijo, Jesucristo, para pagar la pena de muerte por nosotros. Este es el significado de la Pascua: “Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5:7). Dios aceptará la muerte de Cristo como pago por nuestros pecados pasados si cambiamos nuestro modo de vida equivocado.

Inmediatamente después de la Pascua, viene la segunda fiesta anual. “Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura” (Levítico 23:6, énfasis añadido). La fiesta de los Panes sin Levadura nos enseña el segundo paso en el plan de Dios: después de que Dios ha perdonado nuestros pecados pasados, debemos superar los hábitos pecaminosos con la ayuda de Dios. Durante la fiesta de los Panes sin Levadura, Dios nos dice que removamos toda la levadura de nuestro hogar y dejemos de comer levadura por siete días (Éxodo 12:15). Lo que Dios nos pide que hagamos durante sus fiestas nos ayudan a aprender lecciones espirituales. La levadura es un símbolo del pecado durante la fiesta de los Panes sin Levadura. Pablo les enseñó a los cristianos que deberían enfocarse en eliminar el pecado de su vida durante esta fiesta. Él escribió: “Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5:8).

La tercera fiesta anual nos enseña el tercer paso en el plan de Dios: Dios está otorgando el Espíritu Santo a un pequeño grupo de personas. Cincuenta días después de la resurrección de Cristo, los primeros cristianos se reunieron para celebrar la fiesta de Pentecostés. “El día de Pentecostés, todos los creyentes estaban reunidos en un mismo lugar. De repente, se oyó un ruido desde el cielo parecido al estruendo de un viento fuerte e impetuoso. … Y todos los presentes fueron llenos del Espíritu Santo” (Hechos 2:1-4, NTV, énfasis añadido).

Dios da su Espíritu a quienes se arrepienten y se bautizan. Arrepentimiento significa cambio: dejar de hacer el mal y empezar a hacer el bien. El arrepentimiento total incluye un compromiso continuo de abandonar nuestra forma equivocada de vida y seguir el camino de Dios. Asumimos este compromiso cuando nos bautizamos. La Biblia nos dice: “Cada uno de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Entonces recibirán el regalo del Espíritu Santo” (versículo 38, NTV).

El Espíritu de Dios nos ayuda a vencer el pecado (Romanos 8:13) y nos da entendimiento espiritual. Dios les dio mentes asombrosas a los seres humanos, para que puedan entender las cosas físicas. Pero él no les dio la capacidad de entender las cosas espirituales. La Biblia explica que “nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Corintios 2:11). No podemos entender completamente el plan de Dios y su estilo de vida sin el Espíritu Santo. La Biblia dice: “El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente” (versículo 14, NVI).

Dios no les está dando entendimiento espiritual a todas las personas en este momento. Cuando los discípulos de Jesús le preguntaron por qué hablaba en parábolas, les dijo: “A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos no” (Mateo 13:11, NVI). Dios les está enseñando a unos pocos ahora. Él está esperando hasta un tiempo futuro para enseñar a todos los demás que hayan vivido alguna vez.

La cuarta fiesta anual es la fiesta de las Trompetas (Levítico 23:24). Esta fiesta representa el momento en que Jesucristo regresará para ser el Rey de la Tierra. La fiesta de las Trompetas también nos enseña sobre el primer grupo de personas que volverán a vivir. “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Tesalonicenses 4:16, énfasis añadido). En ese momento, los que verdaderamente siguieron a Dios volverán repentinamente a vivir y tendrán un cuerpo nuevo, compuesto de espíritu, que nunca morirá.

La quinta fiesta anual, el Día de la Expiación , representa el tiempo en que Dios eliminará las barreras que impidan que la gente tengan una relación con él. Una de las mayores barreras es Satanás, que engaña a la gente y los lleva a rebelarse contra Dios. Dios arrojará a Satanás a una prisión donde ya no pueda engañar a la gente (Apocalipsis 20:1-3).

El orgullo es otra barrera que se interpone entre los seres humanos y Dios. Dios humillará a todas las personas para que aprendan que necesitan confiar en Dios. La Biblia nos dice que no debemos comer ni beber nada en el Día de la Expiación. Cuando no comemos, nos debilitamos, y es más fácil para nosotros darnos cuenta de que necesitamos la ayuda de Dios. Cuando Cristo sea el Rey sobre todas las naciones, utilizará las bendiciones y los castigos para enseñar y hacer humilde a la gente. “Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos” (Zacarías 14:17, 18).

La fiesta de los Tabernáculos representa los 1.000 años en que Cristo gobernará la tierra y enseñará a todas las personas el camino de la vida que conduce a la felicidad. Quienes siguen a Dios ahora ayudarán a Cristo a enseñar el verdadero camino de la vida (Apocalipsis 20:6). Será un tiempo maravilloso de paz y felicidad. Todos aprenderán la manera de vivir juntos en paz, para que no haya guerras (Isaías 2:2-4). Además, no habrá más hambre ni enfermedades terribles (Isaías 35:5-7; Amós 9:13).

Después de los siete días de la fiesta de los Tabernáculos, hay una fiesta más al Octavo Día (Levítico 23:36). El Octavo Día representa el tiempo después de los 1.000 años de paz. En ese momento, todos los que hayan vivido y muerto, resucitarán (Apocalipsis 20:5; Mateo 12:41, 42). Tendrán una segunda vida física en la Tierra y, por primera vez, aprenderán y entenderán la manera de vivir de Dios (Ezequiel 37:11-14). Los que elijan seguir a Dios vivirán para siempre, pero los que rechacen a Dios volverán a morir y no tendrán más vida para siempre (Apocalipsis 21:7, 8). Después de que Dios les haya dado a todos la oportunidad de aprender su camino, todos vivirán con Dios en perfecta paz para siempre (Apocalipsis 21).

Ahora, usted conoce los detalles básicos del plan asombroso de Dios. Para entender completamente el plan de Dios, usted debe guardar las fiestas de Dios. La Biblia dice: “Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos” (Salmo 111:10). ¿Cuándo empezará a celebrar las fiestas de Dios?

Los pasajes bíblicos de este artículo fueron citados de la Reina Valera 1960, a menos que se indique lo siguiente: NVI (Nueva Versión Internacional), NBLA (Nueva Biblia de las Américas), NTV (Nueva Traducción Viviente).