Un bosquejo profético de la historia
En la lección 1, aprendimos que un imperio del tiempo del fin, llamado “Babilonia” en el libro de Apocalipsis, comenzó a surgir en Europa el 1˚ de octubre de 1982. De acuerdo con la profecía de Daniel 4, este poder de los últimos tiempos tiene sus raíces en la antigua Babilonia.
¿Cuál es la conexión entre esta superpotencia europea del tiempo del fin y la antigua ciudad de Babilonia?
La respuesta puede sorprenderlo.
Los primeros capítulos del libro del Génesis cuentan la historia de cómo la Tierra, antes del diluvio, “estaba llena de violencia” y “todo designio de los pensamientos del corazón de ellos [los seres humanos] era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5, 13).
Dios erradicó esta sociedad violenta y rebelde con el diluvio, y comenzó una nueva era con Noé y su familia.
A medida que la civilización comenzó a establecerse de nuevo después del diluvio, un hombre llamado Nimrod empezó a ganar poder e influencia sobre la gente. Él estableció el primer reino mundial en Babilonia después del diluvio:
Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra. Este fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová. Y fue el comienzo de su reino Babel… (Génesis 10:8-10)
De alguna manera, Nimrod debe haber entendido que, para unir a la humanidad bajo su liderazgo, el pueblo necesitaría:
-
un objetivo en común, y
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una religión en común
Para el objetivo en común, Nimrod invitó a la gente a unirse en un ambicioso proyecto para construir una gran ciudad. Esta ciudad, Babilonia, sería la capital del gobierno universal de Nimrod.
Para la religión en común, Nimrod no podía permitir la adoración al verdadero Dios. Nimrod quería estar “delante de Jehová”, tener más poder e influencia que Dios. Por lo tanto, estableció su propia religión, o se aprovechó de las falsas tradiciones religiosas que ya se estaban formando. En el centro de Babilonia, la gente comenzó a construir un templo que sería el centro de esta religión universal.
Este es el relato bíblico del origen de Babilonia, en Génesis 11:1-9:
Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.
En el idioma acadio, el nombre de Babilonia es “Bab-El”, que significa “puerta de dios”. La torre en el centro de Babilonia era un templo que llegaba hasta el cielo. En la parte superior de esta “puerta al cielo”, el rey y los sacerdotes supuestamente podían comunicarse con los dioses. Esta era una manera efectiva para que los líderes políticos y religiosos mantuvieran el control sobre la población en general, que no tenía acceso directo a los dioses.
En hebreo, Babilonia es “Bavel”, que suena similar a una palabra que significa “mezclar”. En Babilonia, Dios mezcló los idiomas y puso fin al intento de Nimrod de unir al mundo entero bajo su gobierno. Sin embargo, cuando todos los grupos étnicos del mundo se dispersaron desde Babilonia, se llevaron consigo las ideas que habían aprendido en Babilonia sobre la religión y el gobierno.
Nimrod siguió fundando muchas otras ciudades bajo el mismo modelo:
Y fue el comienzo de su reino Babel , Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. De esta tierra salió para Asiria , y edificó Nínive… (Génesis 10:10, 11)
Por la historia, sabemos que el primer imperio mundial fue el Imperio Acadio. A este imperio lo siguió el Imperio Asirio, que fue reemplazado por el Imperio Babilónico. Los tres imperios comenzaron en ciudades fundadas originalmente por Nimrod. Los tres imperios continuaron con las mismas tradiciones religiosas que comenzaron en Babilonia. Desde la ciudad original de Babilonia, fundada por Nimrod, hasta el Imperio Babilónico gobernado por Nabucodonosor el Grande, hubo un solo flujo constante de historia política y religiosa.
Desde Nabucodonosor hasta nuestros días
En Daniel 2, encontramos una profecía clave que predijo el curso de la historia mundial desde el Imperio Babilónico gobernado por Nabucodonosor hasta la Babilonia de los últimos tiempos que se está desarrollando en Europa en la actualidad.
En Daniel 2, Daniel cuenta y explica un sueño que tuvo el rey Nabucodonosor. Este es el sueño, de Daniel 2:31-35:
Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno.
Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.
Entonces, Daniel comenzó a explicar el significado del sueño:
“Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro” (versículos 37, 38).
La cabeza de oro de la imagen representaba a Nabucodonosor y su reino, el Imperio Babilónico.
Daniel siguió explicando el significado de las otras partes de la imagen:
“Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra” (versículo 39).
La imagen representaba varios reinos futuros. El pecho y los brazos de plata representaban el reino que reemplazaría al Imperio Babilónico. En 539 a. C., los medopersas conquistaron a los babilonios, hecho que cumplió la primera predicción.
El vientre y los muslos de bronce representaban un tercer reino. En 330 a. C., Alejandro Magno conquistó el Imperio Persa e inició una era de dominio griego.
Después de la muerte de Alejandro, su imperio se dividió en varios reinos. Estos reinos griegos continuaron hasta la llegada de los romanos. Daniel predijo que un cuarto imperio vendría después del período del gobierno griego:
“Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo” (versículo 40).
El cuarto imperio es el Imperio Romano. Una vez que los romanos se expandieron más allá de Italia, obtuvieron el control sobre los reinos griegos, entre 148 a. C. y 30 a. C. Poco después, Roma controlaba todas las tierras que tocaban el Mar Mediterráneo. El Imperio Romano era más fuerte que cualquier imperio anterior a él. Dios predijo con precisión que el Imperio Romano “desmenuzará y quebrantará todo”.
El período romano ha continuado durante más de 2.000 años, desde el momento en que Roma integró a los reinos griegos hasta la actualidad. La Unión Europea (UE) moderna es un descendiente directo del antiguo Imperio Romano. Varias naciones no pertenecientes a la UE, como Rusia, también remontan su historia a Roma.
El papel central de la religión
Una de las principales razones por las que el período romano ha sobrevivido hasta hoy ha sido la fuerza unificadora de la religión.
Cuando los persas conquistaron Babilonia, permitieron que la religión babilónica continuara. Cuando Alejandro Magno conquistó a los persas, reconoció que los dioses de Babilonia y Egipto eran básicamente los mismos que los dioses de los griegos. Los nombres de los dioses eran diferentes, pero sus características eran las mismas. Alejandro afirmaba ser un dios, y usaba la religión mezclada con la cultura griega para unir los vastos territorios que había conquistado. Cuando los romanos conquistaron a los griegos, también reconocieron que sus propios dioses eran esencialmente los mismos que los dioses de los griegos.
Entonces llegó Jesucristo y enseñó entre los judíos. Después de su muerte, el cristianismo rápidamente comenzó a extenderse por todo el Imperio Romano. La mayoría de los que practicaban diversas formas de cristianismo se negaban a adorar a los dioses de los romanos.
Muchos del Imperio Romano consideraban que los cristianos eran desleales, porque se negaban a participar de las ceremonias de la religión patrocinada por el gobierno. En 303 d. C., los cuatro emperadores del Imperio Romano decidieron poner fin al cristianismo. Ordenaron derribar todas las iglesias, quemar todas las Biblias y que los cristianos ya no se reunieran para el culto. Los cristianos que ocupaban cargos en el gobierno fueron despedidos. Los sirvientes domésticos que persistieran en el cristianismo debían convertirse en esclavos.
La feroz persecución del cristianismo continuó durante diez años. Muchos cristianos fueron asesinados. Para escapar de la opresión, muchos de ellos abandonaron su fe. Durante un tiempo, parecía que el cristianismo sería vencido. Pero mientras la persecución continuaba, estalló una guerra civil entre los emperadores. Constantino, hijo de uno de los cuatro emperadores originales, se abrió camino hasta la victoria sobre todos sus rivales. En 324 d. C., pasó a ser el único gobernante del Imperio Romano.
La victoria de Constantino produjo un cambio dramático en la política. En 325 d. C., Constantino emitió un edicto relacionado con la religión, donde determinó que el cristianismo sería la religión preferencial del Imperio Romano. El mismo año, Constantino reunió un concilio eclesiástico para unificar las facciones del cristianismo. En el concilio, las enseñanzas de la secta dominante del cristianismo fueron declaradas ortodoxas, y las enseñanzas de otros grupos fueron condenadas como herejías. Constantino se convirtió en el protector de esta iglesia universal, y utilizó el poder del Imperio Romano para suprimir a los herejes.
De repente, el cristianismo dejó de ser una religión minoritaria y perseguida para transformarse en una poderosa fuerza política.
A medida que la Iglesia Romana se integraba al Imperio Romano, su estructura se convirtió en un reflejo del Imperio. Muchos elementos religiosos del Imperio Romano se mezclaron en la iglesia. Por ejemplo, como emperador, Constantino ostentaba el título de “pontifex maximus” (sacerdote supremo), el jefe de la religión romana. Este título ahora pertenece al Papa. Constantino también estableció el domingo como un día de descanso en el Imperio.
El cristianismo ha ayudado a mantener la estructura y las tradiciones del Imperio Romano a lo largo de períodos de debilidad política y división.
Las piernas representan dos partes
Como la imagen en el sueño de Nabucodonosor tenía dos piernas de hierro, el Imperio Romano siempre ha tenido dos partes. Por ejemplo, desde los primeros días del Imperio, el latín fue la lengua de Occidente; y, el griego, la lengua de Oriente.
La división del Imperio Romano entre Oriente y Occidente se hizo mayor durante el reinado del emperador Constantino. En 330 d. C., Constantino eligió la ciudad de Bizancio, en Oriente, como la segunda capital del Imperio, y la llamó la “Nueva Roma”. La ciudad también se llamaba Constantinopla. Hoy es Estambul.
A partir de 395 d. C., hubo dos emperadores que gobernaron las dos mitades del Imperio Romano. Las dos mitades del Imperio permanecieron conectadas de muchas maneras, pero con el tiempo se fueron separando cada vez más. En 1054, las iglesias católica romana y ortodoxa oriental se separaron entre sí, aumentando la división entre las dos piernas del Imperio Romano.
Constantinopla siguió siendo la capital del Imperio Romano de Oriente durante más de mil años. Durante ese período, el Imperio Romano de Oriente extendió el cristianismo ortodoxo y la tradición romana a las tribus dentro y fuera de sus fronteras. Los turcos otomanos finalmente capturaron Constantinopla en 1453 y mataron al último emperador. Pero este no fue el final de la etapa oriental del Imperio Romano.
En 1469, el Papa Juan II propuso que Iván III, Gran Príncipe de Rusia, se casara con Sofía Paleóloga, sobrina del último emperador bizantino. Se casaron en 1472. Fueron los abuelos de Iván IV “el Terrible”. Iván el Terrible fue el primero en reclamar el título de “Zar de toda Rusia”. El título de Zar es solo la expresión rusa para César, el título de los emperadores romanos desde Julio César.
La Iglesia Ortodoxa Oriental también ha seguido manteniendo las tradiciones romanas y la identidad romana en Oriente. Hoy, Vladimir Putin, presidente de Rusia, se hace llamar el protector de la Iglesia Ortodoxa Oriental, y trabaja en estrecha colaboración con el patriarca Cirilo, el líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Una razón que Putin dio para la invasión de Ucrania en 2022 fue la necesidad de reunir a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana con la Iglesia Ortodoxa Rusa (la Iglesia Ucraniana se independizó de Moscú en 2019). Como se puede ver, el cristianismo ortodoxo, una institución del Imperio Romano de Oriente, todavía dirige a los países de Europa del Este. Estos países de Europa del Este son una de las piernas de la profecía de Daniel 2.
La pierna occidental
Las instituciones del Imperio Romano de Occidente también han continuado hasta el día de hoy. Los emperadores romanos continuaron gobernando en Occidente hasta el año 476. En 476, un rey germánico reemplazó al último emperador de Occidente, pero ese no fue el final del Imperio Occidental. Las tribus germánicas ya hacía cien años que se venían asentado en el Imperio Romano de Occidente. Muchas de estas tribus germánicas ya habían adoptado el cristianismo y las costumbres romanas, y algunas habían adoptado el idioma de los romanos.
Una de estas tribus alemanas, los francos, empezó a convertirse en la principal potencia de ese entonces. En el 496, el rey Clodoveo I se convirtió al catolicismo y, poco después, muchos de los francos lo siguieron. Con el tiempo, los francos establecieron un gran reino en la zona de la Francia y Alemania modernas. En 732, el líder franco Carlos Martel derrotó a los musulmanes invasores y ayudó a evitar que conquistaran Europa. Más tarde, el hijo de Carlos Martel, Pipino, ayudó a luchar contra los enemigos de Roma, y recibió el título de “Protector de los romanos”.
El hijo de Pipino, Carlomagno, expandió el reino franco al norte de Italia y continuó ayudando a los papas en Roma. En el año 800, el Papa coronó a Carlomagno como “Emperador de los Romanos”. Al principio, el emperador de Oriente estaba molesto, pero finalmente el emperador de Constantinopla reconoció a Carlomagno como coemperador. Este fue el comienzo del Sacro Imperio Romano Germánico, una continuación de la pierna occidental del Imperio Romano.
Con el tiempo, el Reino de los Francos se dividió. El reino occidental de los francos se convirtió en Francia, mientras que el reino oriental de los francos (la Alemania moderna, el norte de Italia y varios territorios más pequeños) se convirtió en el Sacro Imperio Romano Germánico. Durante varios cientos de años, los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico y los papas católicos romanos fueron algunas de las personas más influyentes de Europa Occidental. El último líder poderoso del Sacro Imperio Romano Germánico fue el emperador Carlos V, que gobernó el Sacro Imperio Romano Germánico de 1519 a 1556. También gobernó el enorme Imperio Español (incluyendo partes de América), el sur de Italia, Austria y muchos otros territorios. En 1556, Carlos V otorgó el Sacro Imperio Romano Germánico y Austria a su hermano, y el Imperio Español a su hijo. Para entonces, el Imperio Español se había vuelto la principal potencia de Europa. España siguió siendo la principal potencia hasta 1585, cuando las naciones del noroeste de Europa comenzaron a cobrar prominencia. Para 1659, Francia se había convertido en el claro líder entre las naciones del mundo.
Por más que las naciones del noroeste de Europa se alzaron para liderar el mundo, el Imperio Romano de Occidente no desapareció. De hecho, ha habido varios intentos de crear un nuevo imperio en Europa que llegaría a ser la primera potencia mundial. Pero, hasta ahora, estos intentos no han tenido éxito.
El primer intento lo realizó Napoleón. En 1788, los disturbios comenzaron a extenderse a lo largo de Francia, lo que llevó a la Revolución Francesa en 1789. La Revolución Francesa fue un desastre caótico. En 1799, Napoleón Bonaparte tomó el poder e inmediatamente comenzó a conquistar Europa, con ilusiones de gobernar un imperio. Napoleón en realidad era de ascendencia italiana. Había nacido en Córcega 15 meses después de que Francia compró la isla. De niño, odiaba Francia. Pero de adulto, usó al ejército francés para perseguir su sueño de dominación mundial.
En pocos años, Napoleón controló la mayor parte de Europa Occidental. Napoleón dividió el Sacro Imperio Romano Germánico y terminó con él. Sin embargo, su propio imperio continuó con las tradiciones de Roma. En 1804, en presencia del Papa, se autocoronó emperador de los franceses. Al año siguiente, se coronó rey de Italia con la misma corona de hierro que utilizada para coronar al emperador Carlomagno. Cuando nació el hijo de Napoleón, este lo llamó el Rey de Roma. Pero, en 1814, Napoleón fue derrotado.
Adolfo Hitler dirigió el segundo gran intento de crear un imperio europeo de dominación mundial. De 1933 a 1945, Hitler trató de crear un nuevo Imperio Alemán. Dijo que su imperio gobernaría Europa durante 1.000 años, así cómo el Sacro Imperio Romano Germánico había durado 1.000 años hasta Napoleón. Hitler se unió a Benito Mussolini, el dictador de Italia, quien también quería reconstruir el antiguo Imperio Romano. Hitler conquistó casi toda Europa antes de ser derrotado en la Segunda Guerra Mundial.
El renacimiento moderno del Imperio Romano
Después de la Segunda Guerra Mundial, los países europeos han estado reconstruyendo el Imperio Romano mediante acuerdos económicos y políticos. En 1957, seis países (Alemania, Francia, Italia, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo) firmaron el Tratado de Roma, que creó la Comunidad Económica Europea (CEE). En 1993, el Tratado de Maastricht transformó la CEE en la Unión Europea (UE). La UE abarca ahora a la mayoría de los países de Europa.
Los europeos saben que están haciendo que Europa se asemeje al antiguo Imperio Romano. Por primera vez desde el antiguo Imperio Romano, la gente cruza fácilmente las fronteras y usa el mismo dinero casi en todas partes de Europa. Los países de la Unión Europea están cada vez más conectados en un solo sistema.
En el sueño de Nabucodonosor, la imagen tenía “pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido” (Daniel 2:33). Los pies representan el imperio que existirá durante la última parte del período romano. Daniel explica el significado de la mezcla de hierro y arcilla: “Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro” (versículo 43).
Europa ya es una mezcla de muchos grupos étnicos diferentes que, como el hierro y el barro, no se mezclan de forma natural. El libro de Apocalipsis muestra que, por un corto tiempo, _todas_ las naciones del mundo estarán unidas en este Imperio Mundial dirigido por Europa (Apocalipsis 13:7). Evidentemente, este imperio del tiempo del fin será como una mezcla de hierro y barro.
“Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil” (versículos 41, 42).
Eventos que sucederán pronto
La invasión rusa a Ucrania en 2022 creó un renovado sentido de unidad y propósito para los países europeos. Alemania finalmente decidió volver a ser una potencia militar. Europa seguirá creciendo hasta dominar el mundo. Pero las naciones del noroeste de Europa no serán parte de este imperio final. El Reino Unido ya ha abandonado la UE. Ellos, y las otras naciones israelitas, se derrumbarán mientras el Imperio Europeo asuma su forma final de gobierno mundial.
Así como la imagen del sueño de Nabucodonosor tenía 10 dedos, la configuración final de este Imperio Mundial será dirigida por 10 líderes mundiales, bajo un Emperador Mundial de Europa. Seguiremos aprendiendo de este Imperio Mundial en la lección 10.
¿Qué pasará con este Imperio Mundial? En el sueño de Nabucodonosor, una piedra golpeó los pies y destruyó la imagen completamente:
“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro… y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (versículos 34, 35).
Daniel explica el significado de esta piedra en el versículo 44:
“Y en los días de estos reyes [los 10 dedos de los pies] el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.”
La piedra representa el Reino de Dios. Daniel predijo que el cuarto reino del sueño continuará hasta que Dios lo destruya. Tal como Dios predijo, el período romano se ha mantenido hasta nuestros días. Las tradiciones de Roma nunca se han destruido.
Pronto Dios destruirá completamente este sistema romano, y todo gobierno humano, y los reemplazará por el Reino de Dios, que llenará toda la Tierra (versículo 35). Pero esa es una historia para otra lección.