Los incrédulos, ¿están "perdidos"?

La Biblia dice: “Y en ningún otro [más que en Jesucristo] hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

La Biblia afirma claramente que todos deben tener fe en Jesucristo para recibir la vida eterna (Hechos 16:31; Romanos 10:9-14; Efesios 2:8). Jesús dijo que no hay otra manera de ser salvo (Juan 10:9; 14:6).

Pero, a lo largo de la historia, la mayoría de la gente nunca ha indicado que aceptaban a Jesucristo como su salvador.

Jesús también dijo que muchos lo llamarían “Señor”, pero solo quienes obedecen a Dios entrarían en el Reino de Dios (Mateo 7:21-23; 5:17-20; Juan 2:4).

Si usted es honesto, debe admitir que la mayoría de las personas que han vivido alguna vez no han cumplido con los requisitos bíblicos para la salvación.

Pero la Biblia dice que Dios “quiere que todo s los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).

La Biblia también afirma que Dios “es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).

¿Cómo es posible? ¿Puede Dios salvar a quienes ya han muerto?

Si, él puede. Y lo hará.

La Biblia explica cómo.

La gran mentira de Satanás

¿Alguna vez leyó Juan 3:13?

Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo (Juan 3:13).

Esa es una afirmación clara. Nadie jamás ha ido al cielo, excepto Jesucristo.

¿Es eso lo que usted aprendió en la iglesia? No. Le han dicho que, cuando alguien muere, el alma va al cielo o al infierno.

¡Pero eso no es lo que enseña la Biblia!

Note lo que el apóstol Pedro dijo acerca del justo Rey David:

“Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. … Porque David no subió a los cielos…” (Hechos 2:29, 34)

Lea estos pasajes en su propia Biblia. Esto es lo que la Biblia siempre ha enseñado.

La Biblia dice que Satanás “engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9), y “es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).

Satanás ha engañado al mundo entero con mentiras acerca de Dios. Con mentiras acerca de la religión. Con mentiras acerca de lo que sucede después de la muerte.

Al principio, Dios les dijo a los seres humanos que morirían si comían del árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 2:17).

¿Qué le dijo Satanás a la mujer? Le dijo: “No moriréis” (Génesis 3:4).

¿A quién le creen todos? Le creen a Satanás, e ignoran lo que Dios claramente dice en la Biblia.

La Biblia afirma: “La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).

La Biblia dice que la vida eterna es un regalo. No es algo que ya tengamos. La paga del pecado es muerte. Muerte eterna. El don de Dios es la vida. Vida eterna.

Vivir o morir. Esas son las dos opciones—no el cielo o el infierno.

Pero Satanás quiere que usted crea que en realidad no morirá, porque ya tiene vida eterna. La doctrina de la inmortalidad del alma es una de las grandes mentiras de Satanás. No es lo que enseña la Biblia.

La Biblia dice: “los muertos nada saben” (Eclesiastés 9:5).

Cuando usted muere, está muerto. No sabe nada. No va al cielo. No va al infierno. Simplemente “duerme en el polvo” (Daniel 12:2), esperando la resurrección.

La Biblia enseña la doctrina de la resurrección de los muertos (Hebreos 6:2), no la falsa doctrina de un alma inmortal.

¿De dónde sacó el cristianismo predominante la doctrina del alma inmortal? De la filosofía griega. La idea del alma inmortal fue formulada por los filósofos griegos como Sócrates, Platón, Aristóteles y Plotino, y más tarde adoptada por el cristianismo tradicional.

Los griegos consideraban que las enseñanzas del apóstol Pablo acerca “de Jesús, y de la resurrección” eran “cosas extrañas” (Hechos 17:18, 20). La doctrina de las resurrecciones no coincidía con las ideas griegas de un alma inmortal.

Pero posteriormente hubo maestros influyentes, desde Orígenes hasta Agustín, que mezclaron las enseñanzas de estos filósofos griegos con las enseñanzas de la Biblia. En poco tiempo, la idea de un alma inmortal se convirtió en una doctrina arraigada del cristianismo tradicional.

¿Qué es un alma?

Probablemente, encuentre cientos de veces la palabra “alma” en su Biblia. Pero esta no significa lo que usted cree que significa.

Preste atención a Génesis 2:7:

Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser [alma] viviente. (KJV)

En la versión Dios Habla Hoy dice que “el hombre se convirtió en un ser [alma] viviente”. No dice que el hombre tiene un alma. Dice que el hombre es un alma [ser viviente].

¿Y qué es un “alma”? La palabra hebrea que se traduce como “alma” en la mayoría de las Biblias es néfesh. Se refiere a un ser vivo—a una persona o animal que tiene vida. En Génesis 1, la palabra néfesh también se utiliza para describir a las criaturas que viven en el mar y en la tierra (Génesis 1:20, 21, 24). Los animales, al igual que las personas, son un “alma”—una criatura viviente.

Ezequiel 18:4 dice: “El alma [néfesh] que pecare, esa morirá”. No existe tal cosa como un alma inmortal. Las almas son solo criaturas vivientes que pueden morir.

¿Qué sucede después de la muerte?

Aunque no tenemos un alma inmortal, sí tenemos un componente espiritual que nos da entendimiento y nos hace diferentes de los animales.

Ciertamente espíritu hay en el hombre, y el soplo del Omnipotente le hace que entienda. (Job 32:8)

Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? (1 Corintios 2:11)

¿Qué ocurre con este espíritu en la muerte?

El polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. (Eclesiastés 12:7)

Cuando alguien muere, su espíritu vuelve a Dios. Pero sin el cuerpo, el espíritu no es consciente.

“Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos” (Salmo 146:4).

Cuando usted muere, está muerto. La Biblia dice: “Los muertos nada saben” (Eclesiastés 9:5).

Observe lo que enseña Pablo acerca de la doctrina de la resurrección:

Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron (1 Corintios 15:16-18).

Si no hay resurrección, no hay esperanza para los muertos, porque realmente están muertos. No han ido al cielo ni al infierno.

Pero como habrá resurrecciones, hay esperanza para todas las personas.

La doctrina de las resurrecciones

La Biblia contiene historias sobre varias personas que resucitaron de entre los muertos. La mayoría de estas personas simplemente vivieron un poco más, y murieron a una edad normal.

Pero hubo uno, Jesucristo, que resucitó a la inmortalidad. Él fue el primero en resucitar con un cuerpo eterno.

Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. (1 Corintios 15:20-23)

Todos los que han muerto volverán a vivir, pero no todos al mismo tiempo.

La primera resurrección ocurrirá cuando Jesucristo venga al momento de la última (séptima) trompeta:

He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad (1 Corintios 15:51-53).

Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. (Apocalipsis 20:6)

Esta primera resurrección es solo para quienes tienen al Espíritu Santo:

Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. … Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales por medio de ese Espíritu suyo que habita en vosotros. (Romanos 8:9, 11)

Cuando Dios le da su espíritu a alguien, es una garantía de que esa persona recibirá la vida eterna en la primera resurrección:

Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria (Efesios 1:13, 14)

Eso no significa que usted no pueda perder el Espíritu de Dios (sí puede), pero mientras fomente al Espíritu de Dios, puede tener la seguridad de que estará en la primera resurrección.

¿Cómo recibir el Espíritu Santo?

Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”

Si Dios lo está llamando (Juan 6:44), entonces usted tiene la oportunidad de arrepentirse, bautizarse, y recibir al Espíritu Santo, que es una garantía de vida eterna en la primera resurrección.

Esa es una oportunidad increíble.

Pero solo está disponible para aquellos a quienes Dios llama.

¿Y qué de todos los demás?

Recuerde que Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).

Pero en este momento él solo está llamando a unos pocos a prepararse para gobernar con Jesucristo en su Reino.

¿Qué pasará con todos los demás?

La respuesta está en el libro de Apocalipsis:

(Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años.) (Apocalipsis 20:5)

La Biblia habla de dos grandes resurrecciones.

La primera resurrección es a la vida eterna. La segunda resurrección es una resurrección para comparecer ante el juicio. Y en ese juicio hay una oportunidad. Verá, Dios aún no ha juzgado a la mayoría de la gente. Él los juzgará más tarde, después de que ella haya llegado “al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).

“Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).

Esa es una gran noticia.

Dios no ha juzgado a todos todavía. En este momento, Dios está juzgando a “la casa de Dios”, a aquellos que tienen el Espíritu de Dios (1 Pedro 4:17). Pero Dios juzgará al resto de la humanidad después de que hayan resucitado en la segunda resurrección.

Note lo que Cristo dijo a quienes ignoraron sus enseñanzas:

La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar (Lucas 11:31-32).

“¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido. Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras (Lucas 10:13-14).

En el juicio, todas las personas de cada generación volverán a vivir. Algunos, como aquellos a quienes Jesús predicó, oyeron la palabra de Dios pero no la aceptaron. Otros, como los de la antigua Tiro y Sidón, nunca oyeron el evangelio.

El juicio será “tolerable” para ambos grupos, pero será “más tolerable” para los que nunca escucharon la palabra de Dios, que para los que la ignoraron (Lucas 10:13). Piénselo. Si todos fueran al infierno, el juicio no sería tolerable para ninguno de ellos, ¿verdad?

Dios ha permitido que Satanás ciegue y engañe al mundo ahora, para que él pueda tener misericordia de todos más adelante. Pablo explica esto en el libro de Romanos:

Como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy. … Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, Como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados. … Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! (Romanos 11:8, 25-27, 32, 33)

Pablo explicó que Dios, en su gran sabiduría, ha permitido que Israel sea cegado ahora, para que él pueda tener misericordia de ellos más adelante.

¿Significa esto que usted puede decir: “No creo que Dios me esté llamando”, y entonces hacer lo que quiera, esperando que Dios se apiade de usted después?

¡De ninguna manera!

Jesús criticó a quienes escuchaban su mensaje y no se arrepentían. Usted ha oído la palabra de Dios. Si no actúa según lo que ha escuchado y entendido, tendrá que responder a Jesús por ello en el día del juicio (Mateo 12:36). Así que incluso si Dios no lo está llamando ahora, usted es responsable de obedecer tanto como entienda, y Dios conoce cada pensamiento de su corazón, así que no puede fingir que no lo sabía.

¿Cómo será el período del juicio?

La segunda resurrección se describe en detalle en Ezequiel 37:1-14. En esta profecía, Ezequiel vio un valle lleno de huesos secos, que Dios dijo que eran los huesos de todos los israelitas. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos:

“He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová” (Ezequiel 37:5-6).

La segunda resurrección será una resurrección a la vida física. Dios dará a todas estas personas otra vida (o su primera vida, para aquellos que murieron en el vientre). En este período, la gente tendrá su primera oportunidad de arrepentirse y recibir al Espíritu Santo y vivir para siempre. Esta no es una “segunda oportunidad”. Esta será su primera oportunidad para entender, arrepentirse y recibir el espíritu de Dios:

“He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová” (Ezequiel 37:12-14).

Durante el juicio, todos sabrán lo que está “escrito en los libros” (la Biblia), y serán juzgados según sus obras, ya sea que obedezcan o no lo que Dios manda en la Biblia:

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. (Apocalipsis 20:11-13)

Durante este período, cada persona elegirá poner su fe en Dios y obedecerlo, o rechazar arrepentirse. Los que se arrepientan recibirán la vida eterna. Los que se nieguen serán arrojados al lago de fuego, donde morirán por segunda vez, y permanecerán muertos para siempre.

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apocalipsis 21:7, 8)

Después de esto, Dios creará un cielo nuevo y una tierra nueva, y Dios y sus hijos vivirán para siempre en la Nueva Jerusalén, en la tierra:

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” (Apocalipsis 21:1-4)

Esa es la buena noticia verdadera.

La última de las siete fiestas anuales de Dios se llama el “octavo día” (Levítico 23:36, 39). Representa todo lo que sucederá después del gobierno de 1.000 años de Cristo en la tierra, incluyendo la segunda resurrección y la eternidad con Dios. Cuando el propósito de esta fiesta se cumpla, el plan de salvación de Dios estará completo.

¿Y cómo será la eternidad con Dios en la Nueva Jerusalén, en la Tierra Nueva?

La Biblia no dice mucho al respecto. Dios revelará los detalles más adelante. Pero puede estar seguro de que será mejor de lo que pueda imaginar.

¿Qué hará ahora?

Este es el final del Desafío de la Profecía Bíblica.

Confío en que haya aprendido muchas cosas que nunca antes había escuchado.

Usted ha aprendido la identidad de la Babilonia moderna y del Israel moderno. Ha aprendido lo que sucederá antes y durante el fin de este mundo.

Usted ha aprendido que Satanás es el dios de este siglo, que engaña al mundo entero. Ha aprendido que muchas de las enseñanzas y prácticas del cristianismo moderno son lo opuesto a lo que Jesucristo enseñó en la Biblia.

Ha aprendido que el falso profeta aseverará ser el líder del cristianismo, pero enseñará en contra de la ley de Dios. Ha aprendido lo que es la marca de la bestia, y cómo puede evitarla al guardar los Diez Mandamientos.

Usted ha aprendido el verdadero evangelio, el evangelio del Reino de Dios, un Reino que durará para siempre. Ha aprendido cómo Dios está llamando a algunas personas ahora a gobernar con Cristo en su Reino.

Ha aprendido el asombroso plan de salvación de Dios, como lo revelan sus siete fiestas anuales.

Ahora se encuentra en una encrucijada.

Puede continuar su camino anterior, y gradualmente olvidar todo lo que ha aprendido.

Puede tratar de jugar con Dios, y esperar hasta que ya casi llegue el fin, y luego rápidamente tratar de arreglar sus cuentas con Dios (no funcionará—ver Mateo 25).

O puede asimilar lo que ha aprendido y actuar en consecuencia.

Si Dios le está abriendo la mente para entender su Palabra, usted puede responder al llamado. Como mínimo, puede comenzar a leer la Biblia y orar todos los días, si es que no lo está haciendo ya. Puede empezar a guardar los Diez Mandamientos y averiguar si debería guardar las fiestas de Dios o las fiestas del cristianismo tradicional.

También tengo una solicitud. En este desafío, usted adquirió conocimiento que vale mucho más que el oro. Como sabrá, Jesús dijo: “De gracia recibisteis, dad de gracia”, por lo que nunca pido dinero para apoyar esta obra. Pero el evangelio debe ser predicado a todo el mundo antes del fin (Mateo 24:14). Así es como puede ayudar: Por favor, mencione este desafío a todos los que pueda, en el momento adecuado, de la manera correcta.

Este desafío no es para todos. Es principalmente para personas que ya están interesadas en las profecías bíblicas. Habrá otros desafíos para otras personas. Pero si usted conoce a alguien que está interesado en la Biblia o en la profecía, por favor hágale saber acerca de este desafío. Anímelo a unirse, pero no lo presione. Recomiéndelo amablemente. Y siga recomendándolo a los demás cuando surja la oportunidad. De esa manera, puede ayudar a otros a recibir lo que usted ha recibido. Le agradezco sinceramente su ayuda.

Le deseo lo mejor en su esfuerzo para agradar a Dios y cumplir con el propósito que Dios le ha dado. Encontrará recursos útiles para ayudarlo en su experiencia, en TheClearTruth.com. Si hay algo más que le gustaría aprender o preguntar, simplemente envíeme un correo electrónico. Si aún no tiene mi dirección de correo electrónico, puede registrarse para uno de los desafíos en el sitio web y responder al correo electrónico que recibirá de mi parte.

Saludos cordiales, Ryan